—¡Y...! ¡Corten! —anunció el director—, ¡Excelente, muchachos!, ¡hemos acabado por hoy! Jajaja —dijo haciendo énfasis en la palabra “acabado”, muchos se rieron en el set y aplaudieron—, no me cansaré nunca de ese chiste —se dijo a sí mismo—, ¡Hey, Dany! —se acercó al hombre fornido que iba de camino al camerino—, estuviste excelente, amigo.
—Gracias, John... —contestó Dany con un poco de oquedad.
—Hey, hey... ¿qué pasa, amigo?
Dany se mantuvo en silencio, mirando hacia un lado.
—Oye... hey... mírame —le dijo John sujetándolo de los hombros, Dany levantó la mirada—, oye, anímate, vamos tomar unas cervezas, ¿qué dices?
Dany lo miró, respiró profundo y asintió finalmente.
—¡Eso es! ¡Ya te animarás! —dijo John mostrando su amplia sonrisa y palmeando la mejilla de Dany— Toma una ducha y nos vemos afuera en un momento, ¿está bien?
—Sí, está bien... —Dany se dio media vuelta y caminó directo al camerino.
John, miró en tornó y dio con la actriz que también iba en vía al camerino, cubierta con una larga y fina bata azul marino.
—¡Brit!, mi amor, jajaja, hoy estuviste fantástica.
—Lo sé, cariño —Brit se acercó a saludar.
—En serio, hoy estuviste excelente —decía John emocionado—, estaba que le decía a Dany que saliera de escena, que yo haría hoy el estelar, jajaja, te daría un beso, pero ya sabes.
—Tranquilo, cariño —dijo Brit con la fogosidad pasiva de una mujer intensa, miró a John de arriba abajo, enarcando una ceja—, tal vez en otra ocasión.
—Bueno, linda, de verdad muchas gracias —John juntó las manos en gesto de gratitud—, te estaremos llamando de nuevo, ya lo sabes.
—Está bien, ya sabes cómo puedes comunicarte conmigo, cariño —le guiñó un ojo—, nos estamos viendo —siguió su camino.
John se giró, miró al set y a todo su equipo con expresión de satisfacción.
—¡Bien, muchachos! ¡Terminemos de recoger y limpiar todo! —daba palmadas para alentar al equipo— ¡Hoy hicimos una de las realmente buenas, así que me encargaré de recompensarles por eso!
Dany esperaba a John fuera del set, se fumaba un cigarro mientras tanto, lucía unos blue-jeans claros, una franela negra ceñida al cuerpo y una chaqueta de jean, era un hombre alto, con una barba bien recortada, el cabello liso y largo en la parte superior y rebajado a máquina en los laterales, a pesar de las prendas se dejaba ver un sujeto de gran contextura y musculoso, era por de más un hombre muy atractivo, no pasaba desapercibido entre las mujeres.
Se abrió la puerta y salió Brit, la mujer en cambio vestía de manera más sencilla, apenas una blusa holgada y unos jeans ajustados, tenía una larga cabellera castaña clara y unos intensos ojos azules. Dejaba lucir parte de su figura, que era bastante marcada. Era una mujer muy bonita, aunque no llegaba a ser del todo imponente.
—Oh... Dany —dijo con sorpresa al salir, tras ella salió su agente.
—Brit... —saludó Dany con una venia ligera.
—¿Qué haces aquí? Creí que ya te habías ido.
—Espero a John, saldremos a tomar unas cervezas.
—Ah, claro.
—Sí, quedó emocionado con la sesión de hoy y quiere celebrarlo, ya sabes cómo se pone si no lo acompaño luego.
—Sí, entiendo —dijo Brit, el agente se acercó a Brit desde atrás, le dijo algo al oído y ella asintió—, ehm... bueno, Dany, me quedaría contigo a esperar a John, pero debo irme, ¿sí?
—Tranquila, está bien.
—Te veo luego, corazón —se despidió Brit, y le tiró un beso con la mano a la vez que le guiñaba un ojo a Dany.
—Adiós.
Dany siguió fumando por espacio de 5 minutos. El cigarrillo estaba por terminarse, cuando se abrió la puerta del set nuevamente. Salieron varios muchachos animados, miraron a Dany, se despidieron de él y viceversa, John salió el último cerrando la puerta con llave.
—¡Bien, amigo mío! —le dijo animado a Dany— ¡Vamos a celebrar!
Sonó una campana en la puerta de entrada del Rockambole, el bar favorito de Dany y John, el ambiente era tenue y ligero, la decoración una oda al rock clásico, afiches enmarcados de Queen, Led Zepellin, Deep Purple, Pink Floyd, guitarras colgadas en las paredes. Sonaba Guns'n'Roses, John se quedó parado en la entrada con gesto de asco, Dany caminó hasta la barra, el local estaba vacío.
—¡Fred! —llamó John desde la puerta.
—¡John! —respondió Fred desde la barra— ¿Qué tal, ami...
—¡Qué es esa mierda que tienes puesta?
—¿Mierda? —respondió Fred indignado.
—Hola, Fred... —dijo Dany, sentándose a la barra.
—Qué tal, primito —saludó Fred sin prestarle mucha atención y dirigiéndose inmediatamente a John—, oye, John, te voy a decir alg...
—Siempre vengo aquí porque —John lo interrumpió, enarcó los dedos— “se supone” que aquí ponen “buena música”.
—Pues así es, ahí estás escuchando uno de los mayores clásicos de los ochentas —señaló a los altavoces—, ¡eso es buena música! ¡Y si no te gust...
—¡Buena música dices, Fred? —John le volvió a interrumpir—, los ochentas estarían muertos para mí si no fuera por la salsa erótica y las lambadas, —señaló los altavoces— esa mierda que tienes puesta es un absceso en el culo de la música.
—¡Cómo te atreves?, ¡Dany! —Fred se dirigió al actor—, como tu primo mayor te recomiendo buscar amigos con mejor gusto, porque un día de estos te va a...
—¡Fred, ya quita esa mierda! —le gritaron desde la cocina del fondo— ¡Tienes todo el día con esa basura puesta y estos apenas son los primeros clientes! ¿Casualidad? ¡No lo creo!
—¡Pero es que...
—Que los quites te mandó tu jefe —le interrumpió John con mala saña—, hasta cuándo el Maná gringo ese.
—¡Qué? —Fred quedó con la boca abierta—, ¡retira eso, John! ¡Tampoco te pas...
—¡No corras a los clientes, Fred! —le volvieron a gritar desde el fondo.
John rió para sí mismo, Fred respiró profundo y cambió la música, puso algo de Neil Young, a los pocos segundos de comenzar el tema sonó la campanilla de la entrada, clientes.
—Qué horror, Fred —John rió con gusto—, de verdad tenías puesto un repelente de clientes.
—Púdrete, John...
—Sí, como sea, ahora haz algo bueno colócanos un par de cervezas y... también toma una para ti para que...
—¡No puede beber mientras trabaja! —gritaron desde el fondo.
—... para cuando termine tu turno —repuso John rápidamente.
—Serán dos —dijo Fred, colocando las cervezas en la barra—, por lo de Maná.
—Jaja, está bien, amigo, no me odies, no es mi culpa que tengas tan mal gusto.
—Te salvas porque tengo trabajo —dijo Fred y se fue a atender a los clientes que recién habían llegado.
John levantó levemente su cerveza, miró fijamente a Dany y le ofreció un pequeño brindis, este se limitó a chocar la cerveza con él sin mucha emoción.
—¡Hey, amigo! —le dijo John preocupado—, ¿qué pasa?
—Nada, John —dijo Dany con indiferencia—, estoy bien.
—Oye, hemos tenido un día excelente hoy, la sesión estuvo increíble, no hubo ningún imprevisto, un par de cervezas y tú sigues con esa mala actitud que tienes desde hace días, dime, ¿qué ocurre?, sabes que no dejaré de molestar hasta que no me digas qué pasa.
—Es que... no sé cómo decirlo.
—Dilo y ya.
—Agh... estoy cansado, John, no me siento muy bien.
—¿Qué tienes? —preguntó John con preocupación— ¿Necesitas ir al médico o algo? ¿Te hacemos los chequeos?
—No estoy enfermo. Es que me siento... no lo sé... ¿fuera de lugar?, siento que estoy estancado. Y no me malinterpretes, John, de verdad te estaré eternamente agradecido por darme la oportunidad de trabajar en tus producciones, sé que es el trabajo soñado de muchos y...
—Así es —le interrumpió John—, todo un sueño.
—Sí, lo sé, pero...
—Muchos matarían por ese trabajo —volvió a interrumpir John.
—Claro, pero...
—Y lo sabes... —de nuevo.
—¿Podrías dejarme hablar? —ahora Dany lo interrumpió— ¿O prefieres que no te cuente nada?
—Lo siento —dijo John haciéndole un gesto con la cerveza—, continúa.
—Bien... de verdad, no quiero dejar de hacerlo, pero... ¿sabes?, creo que necesito algo más, ¿me entiendes?
—La verdad es que no sé si pueda entenderte, eres mi estrella, estás en todas mis grabaciones, estelar en la mayoría, ganas muy bien... ¿qué más podrías querer? ¿Piensas a renunciar?
—No, no. No todavía...
—Hum... —John tomó un largo sorbo de su cerveza.
—Es que, no lo sé, siento que estoy estancado, siempre es lo mismo, John, yo estudié teatro porque siempre he querido producir grandes sensaciones en el público, emocionarlos...
—Y lo haces, amigo —le respondió John con picardía.
—Sí, lo sé, pero no del modo que quiero, es un público diferente al que quisiera, nadie mira completas estas películas y aunque lo hicieran, tampoco es que estemos haciendo... —se interrumpió a sí mismo— Quiero algo más, John, quiero trascender...
—Trascender... —repitió John para sí pensativo.
—... quiero descubrirme a mí mismo por medio del arte, sé que si me lo propongo puedo llegar...
—Claro que puedes llegar, jaja —le interrumpió John.
—... al corazón de las personas, John —culminó Dany con hastío.
—Ah, sí, también podrías lograrlo, sí que sí... sólo es cuestión de apuntar.
—Pensarás que es una tontería, John —dijo Dany ignorando el comentario anterior.
—Oh, no, amigo, para nada, cada quién tiene sus inquietudes. ¡Fred, ponme otra! —apuró su cerveza— ¿Quieres otra? —Dany asintió y terminó la suya, John le hizo seña Fred de que fueran dos, este las trajo.
—Quisiera... no sé, enamorarme, quizás.
—Pfff —John se atragantó con la cerveza al escuchar lo que dijo Dany, tosió— ¿q-quéee?, coff-coff, estás loco, Dany, enamorarse no hace más que traer problemas.
—Sí, John, ya sé... pero es que —dijo Dany animándose—, tal vez quiero tener problemas, ¿me entiendes?
—Dany... —John bebió profundo para aclarar la garganta—, eres mi amigo y estás loco... pero... —John se quedó pensativo, Dany se quedó esperando, de pronto John se encogió de hombros y bebió cerveza como si nada.
—¿Pero qué?, ¿no me vas a decir nada? —preguntó Dany expectante.
—Oh, nada... creí que se me ocurriría algo mientras hablaba, pero no, eres mi amigo y estás loco, es todo.
Se rieron y bebieron, Dany se relajó. Había iniciado el fin de semana con pie curioso, aunque no extraño; dos amigos conversando de sus cosas entre cervezas, en el local de siempre. Luego de un par de horas decidieron irse y dieron por terminada la pequeña celebración.
***
Sonó el despertador, 8:00 am, Dany se levantó. Ya era lunes, tocaba ir gimnasio, así que se alistó y salió. Una de las cosas que más amaba de ser un actor de relativo éxito, era el hecho de no tener la necesidad de buscar otro tipo de trabajo, así que podía dedicarse a mantener su figura de galán y como le gustaba hacerlo era un deber placentero.
Finalmente llegó al gimnasio, saludó a uno que otro conocido, se acomodó en un espacio que le gustaba, se preparaba para calentar frente al espejo. De pronto llegó una muchacha, se acomodó cerca de Dany, era rubia, muy linda, ojos color miel, de gesto tierno, mejillas tersas y rosadas, se veía muy joven, tenía buen cuerpo, aunque no estaba completamente en forma. Dany no la había visto antes, ella le saludó tímida y sonriente, él devolvió el saludo educadamente.
Dany inició su calentamiento, comenzando por la cabeza, la muchacha le imitó, los movimientos eran un poco torpes, Dany comprendió entonces:
—¿Eres nueva? No te había visto por aquí —le dijo sin dejar de calentar.
—Ehm... Sí —respondió la chica sin dejar de imitarle—, disculpa que me pusiera aquí a hacer lo mismo que tú sin decirte nada. Es primera vez que vengo a un gimnasio, no sabía qué hacer, vi que estabas por iniciar, así que me acerqué y... —rió para sí— bueno, aquí me tienes.
—Bueno, está bien, no pasa nada... aunque aquí hay muy buenos entrenadores.
—Si tú lo dices —dijo la chica encogiéndose de hombros y viendo Dany directo a los ojos—, pero tú te ves mucho más amigable... y en forma, claro, jajaja, de seguro sabes cómo entrenar.
—Bueno, nunca he entrenado a nadie, pero... —Dany se encogió de hombros también— creo que podríamos intentarlo, siempre hay una primera vez para todo, ¿no? O eso dicen...
—¡Sí! —dijo emocionada y le dio un leve abrazo a Dany—, bueno, pues mucho gusto, me llamo Jenny —dijo la chica extendiendo su mano.
—Oh, lo siento, mucho gusto —él se la estrechó—, Dany. ¡Bien, Jenny! Continuemos entonces, endereza la columna, cuida siempre tu postura...
La sesión de ese día estuvo muy entretenida, fue muy motivadora para Dany, la chica tenía gracia, parecía aprender rápido. Ella lo apoyó y motivó en sus propios ejercicios, de alguna manera sintió que hacían buen equipo. Además, ella no dejaba de mirarlo con cierta ternura y se reían. Al terminar la sesión salieron juntos del gimnasio, caminaban calle arriba.
—... bueno, la cosa es que debes disminuir el consumo de carbohidratos —explicaba Dany—, ya sabes, harinas, pasta, arroz, cosas así, que cubran como máximo el 20 o 25% de tu consumo de alimentos diarios, incrementa el consumo de vegetales, todos los que quieras y, sobre todo, proteínas y grasas.
—¡Qué?, !grasas? —exclamó sorprendida—, ¿me estás hablando en serio?
—Sí, muy en serio. Aguacate y grasa animal, es lo mejor.
—No te creo eso.
—Lo que pasa es que toda la vida nos han hecho creer que la grasa es mala, pero no es así, el principal combustible del cuerpo es la grasa, así que hay que quemarla y reponerla siempre, de hecho si llegas al 0% de grasa corporal te mueres, así de simple.
—Dios mío... he vivido engañada toda mi vida.
—Todos, la verdad.
Rieron juntos.
—Pero al menos ya te conocí a ti para que me enseñes esas cosas —dijo Jenny y le pellizcó una mejilla a Dany.
Llegaron a una esquina y se detuvieron.
—¿Para dónde vas tú?
—Para allá —Jenny señaló hacia izquierda—, ¿y tú?
—Aw, voy en sentido contrario —Dany señaló hacia la derecha.
—Bueno, entonces hasta aquí por hoy.
—Sí, nos vemos mañana, linda.
—Okey, hasta mañana —se despidieron con un beso en la mejilla y cada quién siguió su camino.
Al día siguiente volvieron a verse en el gym, la sesión estuvo un poco más intensa y complicada para Jenny, ya que le dolían los músculos por todo el ejercicio del día anterior, pero eso no les impidió pasarla bien. Se apoyaron mutuamente en cada ejercicio, conversaron y se conocieron un poco más. Allí Dany se enteró que Jenny tenía poco tiempo de haberse mudado a la ciudad, él no quiso decirle aún que era actor, ya que solía implicar una serie de preguntas que aún no quería responder.
—John, di lo que quieras —decía Fred—, pero eso no cambiará los ochentas son la mejor época de la música...
—Supongo que viviste los ochentas en otro planeta...
La campana de la entrada sonó, John y Fred viraron para mirar quién había llegado.
—¡Primito! —le increpó Fred animado— ¡Qué bueno que llegaste!, necesito que alguien con cerebro le diga a este imbécil —señaló a John—, que la mejor época de la música son los ochentas.
—Bueno... —comenzó a decir Dany, mirando de soslayo a John que se reía por lo bajo—, son los ochentas, qué te puedo decir —se encogió de hombros, Fred comenzaba a sonreír de satisfacción—, si no fuera por Volver al futuro y El imperio contraataca...
—Ajá, John, escucha —interrumpió Fred.
—... yo daría a esa década muerta para mí —sentenció Dany en un giro inesperado para Fred.
—¡Quéee? —Exclamó Fred horrorizado, Dany y John rieron— ¡Tú eres loco?
—Y eso, mi querido amigo —dijo John con tono de narrador—, es lo que ocurre cuando pides opinión a alguien con cerebro —pasó la mano por el hombro a Dany—, ¡Dany! ¡Hoy estás animado!
—Fred, ponme dos cervezas, ¡ya mismo! —dijo Dany animado.
—Seguro, primo... —Fred hizo lo propio.
— John, ¿quieres tomar algo? —preguntó Dany.
John y Fred miraban perplejos a Dany.
—Ok, una cerveza estaría bien —dijo John sin salir de su asombro.
—¿Y a este qué bicho le picó? —preguntó Fred sorprendido.
—¡Seguro es una mujer! —gritaron del fondo.
John y Fred miraron hacia el fondo por un momento, luego se miraron y finalmente vieron a Dany que colocaba de un golpe, en la barra, la primera botella vacía de cerveza, a continuación dio un largo trago a la otra cerveza, se rió para sí.
—Mira tú por donde —dijo John finalmente, con sorpresa— ¿Qué pasó?, cuéntame.
—¿Qué va a pasar? —dijo Fred retomando la compostura— Una tipa le paró al galán de películas.
—Eso no lo sé, la verdad —dijo Dany, dejando escapar un leve suspiro—, Jenny no parece ese tipo de chicas, ¿sabes?, además, no le he dicho que soy actor, no quiero que lo sepa. Tú entiendes.
—Claro —intervino John—, pero, ¿cómo ha sido?, cuéntanos.
Dany, entonces, comenzó a contarles cómo conoció a Jenny en el gym, que hablaban mucho, que es una chica nueva en la ciudad y todo eso.
—Bueno, Dany —dijo John de pronto—, primero cálmate, pareces una quinceañera enamorada, suspirándole al diario por un príncipe azul... —John quedó ensimismado de pronto— una primeriza... un galán... ¿fantasía o realidad?
—Aquí fue... —dijo Dany imaginando lo que iba a ocurrir luego.
—Listo, chicos —John apuró su cerveza— ¡Me voy!, que las musas te pillen trabajando —se levantó de su asiento y comenzó a caminar hacia la salida—, debo hacer algunas llamadas, voy a preparar la próxima película, Dany, eres mi chico como siempre, ¿sí?
—Seguro...
—¡Excelente! —dijo John desde la puerta— ¡Cuento contigo! —y se fue a paso acelerado.
Dany y Fred lo vieron irse, no era la primera vez que se retiraba de ese modo, cada vez que se le ocurría una idea para una película, en medio de lo que fuera, dejaba de hacer lo que estuviera haciendo y se iba, así sin más.
—¿Recuerdas a Lucy? —le preguntó Fred a Dany— Aquella morena que andaba con él hace tiempo.
—Sí, claro.
—Bueno, cuando él la dejó, ella vino algunos días después, bebió hasta emborracharse, de pronto soltó la lengua y comenzó a contarme cosas de la relación, ya sabes cómo se pone la gente.
—Ajá.
—La cosa es que me dijo que en par de ocasiones, mientras lo hacían, John se detuvo de la nada, ella pensaba que era que había llegado o algo, pero nada que ver, era que se le había ocurrido algo para alguna película, en medio de la faena, entonces se iba a hacer sus llamadas y la dejaba allí, como si nada.
—¿En serio hizo eso?
—Hum... —Fred se encogió de hombros— Quién sabe, las mujeres cuando están molestas y borrachas son capaces de hacer y decir muchas cosas.
—¿Y los hombres no?
—Oh, claro, pero nada realmente interesante como las mujeres... por cierto, hablando de mujeres —Fred miró a Dany con gesto pícaro—, cuéntame de esa chica, ¿Jenny?
—Sí, primo, es genial, es muy bonita, la verdad me está gustando mucho.
—¿Y ya la invitaste a salir?
—No, qué va, apenas nos estamos conociendo, estoy dándole tiempo.
—Qué tiempo ni qué nada, primito, se te va a escapar. Anda invítala a salir, tráela para acá, me encargaré de que tengan una velada genial —le guiñó un ojo—.
Dany lo meditó por un momento.
—¿Sabes qué?, tienes razón —se animó Dany—, la voy a invitar mañana a cenar.
—Excelente, primito, haces bien —dijo Fred entusiasmado—, todo va a salir genial.
—Claro que sí, ¡Aah!, estoy emocionado, además, como no sabe que soy actor, entonces sé que no me está buscando por eso, ya sabes.
—Bueno, no puedes estar seguro de eso, aunque tal vez te podría estar mirando como un trozo de carne y ya, jajaja.
—Espero que no, Fred, de verdad, quiero vivir una linda historia... —Dany dejó escapar un largo suspiro— Me gustaría enamorarme.
—Bueno, primito, ten cuidado con lo que deseas. Especialmente por tu trabajo... mataría por ese trabajo...
—Bueno, sí... ya veremos.
Al día siguiente, luego de la sesión de ejercicios Dany invitó a Jenny a salir en la esquina donde se despedían.
—¿Quieres salir más tarde a cenar? Como una cita... —le preguntó Dany con mucha pena.
—¡Claro que quiero! —Jenny se emocionó— Rayos, creí que nunca me ibas a invitar a salir, jajaja.
—¡Entonces, genial! Nos vemos más tarde —dijo Dany animado y le explicó la dirección del Rockambola.
Jenny atrapó a Dany en un abrazo y le estampó sendo beso en los labios. Dany en medio de la sorpresa tardó en reaccionar y acceder al beso.
—No puedo esperar a más tarde —dijo Jenny emocionada—, ¡Nos vemos!
Se giró y se fue. Dany quedó allí por un momento pensando en lo que acababa de ocurrir, se tocó los labios y luego de un momento se fue por su camino. Caminaba ligero, con la barriga haciéndole cosquillas. Respiraba profundo y suspiraba largamente. Estaba en ese punto donde no podía ver nada malo en el mundo, el sol brillaba, las aves cantaban, sentía todo a su al rededor le sonreía y él sonreía con todo a su al rededor, sentía que cada elemento, natural o humano, era una señal del destino diciéndole que estaba por vivir la aventura del amor enamorado, y eso le emocionaba, era lo que quería.
Sonó la campanilla del Rockambola, Dany desfiló por el local hasta la barra con un enorme ramo de rosas y una caja de chocolates, estaba bien perfumado y vestía bastante elegante, una camisa de botones a la medida, por dentro de un pantalón marrón que delineaba bien sus fuertes piernas. Sabía que era un cliché y, para los tiempos que corrían, tal vez muy romántico, pero a él le gustaban esos clichés y le gustaba ser romántico, así que no podía negarse a sí mismo hacerlo de ese modo, después de todo era un hombre bastante... sensible, digamos.
—¡Primo! ¡Mírate! —le dijo Fred emocionado— ¿Vas a pedirle matrimonio o algo? Si la cita es conmigo te digo que sí de una, jajaja.
—No, yo sólo... —balbuceó Dany apenado.
—Tranquilo, sólo es broma, eres un galán, lo sabes.
—Fred —dijo Dany con gesto altivo, respiró profundo y exhaló—, el amor está en el aire.
—¡Sí, cuidado! Ya voy a traer el baygón —bromeó Fred, ambos rieron.
—Hoy nada puede salir mal, Fred.
—Así será, primito, capaz y hoy la llevas a la cama —dijo Fred con picardía.
—Fred, Fred, Freeed —dijo Dany casi regañándolo—, ¡No!, no se trata de eso, ella no es ese tipo de mujer, todo debe ir a su tiempo... y hoy es un día para enamorarse.
—¡Me equivoqué! —gritó la voz del fondo.
—¡Con qué? —preguntó Fred.
—¡No es una mujer! ¡Es un transformista! ¡Dany ahora es un marica!
—¡Cállate! —gritó Fred—, no le hagas caso, primo. Si tú estás emocionado y feliz, yo también lo estoy, ya verás que todo saldrá... —sonó la campanilla del local, Fred miró a la puerta por reflejo— de... —quedó embelezado— maravilla...
Había entrado Jenny, se veía hermosa, su cabello rubio caía con gracia, llevaba un vestido rojo, corto, descotado, el pecho de la chica resaltaba y mostraba unas hermosas piernas, dejaba poco a la imaginación, estaba muy sexy. Fred estaba boquiabierto y Dany totalmente pasmado.
—Primito —dijo Fred en voz baja—, creo que sí vas a remojar el pepino hoy.
Dany no le hizo caso y se acercó a Jenny con gesto serio, mirándola directo a los intensos ojos miel. Le entregó las flores y los chocolates, con un leve desdén.
—Oh, gracias, Dany —dijo Jenny con genuina sorpresa—, qué lindo detalle, de verdad.
—Vamos a sentarnos —dijo Dany con cierta desgana.
Se fueron a una mesa que Fred les indicó, estaba apartada, iluminada con una luz tenue, velas en la mesa, el ambiente de verdad era perfecto para una cita perfecta. Dany no dejaba de ver a Jenny directo a los ojos, no decía nada, Jenny arremetió ofreciéndole deseo en la mirada.
—¿Qué pasa, Dany? —preguntó Jenny rompiendo el silencio— ¿Qué deseas? —se mordió el labio inferior.
—¿Por qué te vestiste así? —preguntó Dany con aspereza.
—Normalmente se dice “te ves linda” o algo por el estilo —respondió Jenny enarcando una ceja—, ¿cómo que por qué me vestí así?, ¿no es obvio? Me vestí así para ti, ¿no te gusta acaso? —preguntó ya con encono—, ¿demasiado provocativo?, ¿te molesta que una mujer exprese sus deseos de esta manera?
Jenny se comenzó a incomodar, notó que Dany lucía más bien como un caballero, las rosas, los chocolates, el lugar, ¿de verdad había preparado una cita... especial?
—Estás hermosa, Jenny, eso no se puede negar, con lo que te pongas te verías hermosa —respondió Dany—, pero ¿qué es esto?, ¿viniste a seducirme?
Jenny quedó despistada por la pregunta y se molestó.
—Esto no puede ser real, de verdad... ¿acaso no te gustaría hacerlo conmigo, Dany? Por Dios.
—Agh... No se trata de eso, Jenny...
—Entonces, ¿de qué se trata? Nadie me había rechazado de una manera tan humillante en mi vida, ¿para qué carajos me invitaste a salir, Dany?
—Jenny, yo pensé que entre nosotros había algo diferente, de verdad estaba muy emocionado, porque eres graciosa, quería conocerte más, tratar de ir un poco más allá...
—¿Más allá cómo, Dany?, por favor, si vine dispuesta a tener sexo contigo, ¿qué podrías querer más allá?
—No lo sé, Jenny... dime tú... —Dany hizo un gesto a las flores y los chocolates. Jenny miró las cosas y luego el gesto de Dany.
—¿Qué querías, Dany?, ¿que nos enamorásemos o algo así? —preguntó Jenny con desprecio.
—Sí, ¿por qué no?, ¿qué hay de malo en...
—Hey, hey, hey —le interrumpió Jenny—, Dany, vamos con calma.
—¿Con calma?, ¿en serio me dices eso?
—Sí, ¿cuál es el problema?
—Por Dios, Jenny, nada más mira cómo viniste a seducirme, ¿de verdad tienes necesidad de eso?, ¿qué soy yo para ti?, ¿un pedazo de carne acaso?, ¿o es que...
—Dany —Jenny le interrumpió levantando la mano a la altura de la cara—, ¿cuál es tu maldito problema?, sólo es sexo...
—Jenny... si quisiera sólo sexo te lo habría propuesto desde el día que te conocí, pero para mí se trata de...
—Ya va, ¡que tú qué? —Jenny se levantó molesta—, ¿sabes qué, Dany? ¡Jódete!, no tienes ni idea de lo que acabas de hacer, no me conoces...
—¿Pues sabes qué, Jenny? —Dany se levantó también—, es absurdo que estemos peleando por esto, tienes razón. Mira... —hizo un gesto de ya no importarle nada— por lo menos vamos a aprovechar el día, que cada uno pudo haber estado por su lado haciendo cualquier otra cosa, vamos a resolverlo como personas civilizadas, nos vamos a un hotel, hacemos lo que tengamos que hacer, con desprecio porque es más violento y sabroso, luego nos olvidamos de que nos conocemos y listo...
Jenny miraba a Dany perpleja, sin dar crédito a lo que acababa de escuchar.
—Jódete, Dany. Eso jamás va a ocurrir, ya lo jodiste todo —Jenny se dio media vuelta y caminó hacia la puerta, al llegar se detuvo y le dijo a Dany—, eres patético, Dany, jamás me llevarás a la cama... ni a mí ni a ninguna mujer, ¿me oíste? ¡Jamás!
Salió, la puerta sonó como un signo de interrogación al cerrar. Dany se quedó de pie mirando a la puerta, Fred estaba petrificado en la barra, con los ojos como platos. Casi se podía escuchar la respiración agitada de Dany, tenía la cara roja y los ojos inyectados de la rabia.
—¡Te dije que era marica! —gritaron desde el fondo.
***
Días después Dany entraba al set de grabación, John hablaba con algunos chicos del equipo de producción. Miró a Dany llegar, despachó a los muchachos rápidamente, y se acercó a él.
—Amigo, supe lo de tu chica —lo abrazó—, lo lamento mucho, sé que estabas muy emocionado.
—Tranquilo, John, sólo necesito un poco de tiempo para procesarlo, ya sabes.
—Sí, pero sobre todo —John le palmeó el pecho a Dany—, una buena sesión, la de hoy será especial.
—Cuéntame.
—Bien, se trata de una chica, una quinceañera, está escribiendo en su diario, la voz en su mente narra lo que está escribiendo, entonces allí cuenta sus deseos, que está aburrida de sus amigos que todos son unos niños, que andan queriendo enamorarse y esas tonterías...
—Ajá...
—En fin, que quiere perder la virginidad, pero no con cualquier niño, sino con un hombre de verdad, uno experimentado y que le haga de todo, se comienza a entusiasmar con la idea y empieza a tocarse, ya sabes... ahí la chica tendrá un solo.
—Bien.
—Bueno, en eso se hace una transición, con un sonidito de fantasía, es la imaginación de ella, ahí es donde entras tú, tumbando la puerta de la habitación de una patada, eres el hombre, el macho que ella desea, sólo tendrás puesto un bóxer, pero bien marcada tu erección de veinte centímetros y, pues nada, le haces el favor, primero oral de ella hacia ti, luego tú a ella, bien mojada vas a lo que corresponde, ella se queja un poco al principio, que le duele, hasta que ya no le duele y lo goza, luego ahí haces lo tuyo, como siempre, ella hará lo propio...
—Y listo...
—¡No! Y aquí es donde viene lo interesante, luego de que le acabas en el pecho y todo eso, dices que tienes que irte, ella te dice que no te vayas y que te quedes con ella, tú dices que volverás por ella cada noche y como promesa le dejarás... —John buscó en su bolsillo, sacó una pulsera y se la entregó a Dany— esto. Ella se lo pondrá en su muñeca, de pronto volverá a la realidad, aún masturbándose, llegará. Luego retomará el diario con tristeza, diciendo que al final del día todo es una ilusión... de pronto se mira la muñeca y ahí está la pulsera...
John se quedó con cara expectante, esperando la reacción de Dany, este se dio cuenta y reaccionó rápidamente.
—¡Wow!... impresionante, de verdad.
—¡Ja! —John dio una fuerte palmada—, soy el mejor.
Comenzaron a caminar hacia los camerinos.
—De verdad vas a reinventar la industria del porno, John.
—No me subestimes, Dany, lo que me dijiste el otro día, lo de trascender y todo eso me dejó pensando, es cierto, tal vez nadie llegue a ver las películas completas, pero haré que quienes vean las películas de John deseen saber qué ocurre al final, ese será mi sello. Este es el inicio de una nueva era, Dany, y tú serás parte de esto.
—Bueno, visto de ese modo, de verdad se ve prometedor.
—Así es.
—Por cierto, ¿ya llegó Brit? ¿no luce un poco mayor para un papel de quinceañera?
—No, no podía venir, está en otra ciudad grabando con otra gente. También me preocupaba cómo iba a hacer con su aspecto, pero los problemas no son problemas sino oportunidades si sabes cómo afrontarlos. Conseguí a una chica, está buenísima, es hermosa y puede verse como una quinceañera, es nueva, ha grabado tres o cuatro películas ya, sé que te encantará —llegaron al área de camerinos, John tocó la puerta—, ¡Linda, voy a entrar!
—¡Adelante! —se escuchó desde adentro.
—Dany —dijo John mientras abría la puerta—, te presento a...
—¡No puede ser! —exclamó la mujer haciendo énfasis en cada palabra.
—¡Jenny?

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